Muralla de grasa
Imagina que tu exceso de peso es una pared de ladrillos que llevas contigo a todas partes. Tu inconsciente ha construido esa muralla con el propósito de aislarte de los demás y de la vida misma. El miedo ha sido el impulsor de ese muro; el amor será la fuerza que lo derribará. Si miras la pared de cerca, verás que cada ladrillo lleva algo escrito:
Vergüenza, Rabia, Miedo, Rencor , Tendencia a enjuiciar, Desdén, Responsabilidad excesiva, Presión, Agotamiento, Cargar con un peso, Estrés, Pena, Injusticia, Protección, Orgullo, Egoísmo, Envidia, Codicia, Pereza, Separación, Falsedad, Arrogancia, Complejo de inferioridad, Inseguridad, Abnegación.
Vuelve a leer la lista, muy despacio. Ante cada palabra, pregúntate si representa un pensamiento, una realidad emocional, o un defecto de carácter que reconozcas en ti.
Ten presente que la gran mayoría de las personas, de ser sinceras consigo mismas, responderían: «Sí». (Tal vez incluso quieras añadir unos cuantos sustantivos de cosecha propia a la lista.) Y ante cada término, atisba despacio en tu corazón y dedica un rato a identificar las situaciones o circunstancias de tu vida que relacionas con esta palabra. La grasa que quieres quitarte de encima penetró en tu conciencia antes de acumularse en tu cuerpo. Tu yo físico es tan sólo una pantalla en la que se proyectan tus pensamientos. Cuando el peso desaparezca de tu mente, abandonará tu experiencia física.
Los kilos que se acumulan en tu mente y, en consecuencia, en tu cuerpo, no son sino el peso de las tinieblas emocionales que la luz aún no ha logrado disipar, ya sean sentimientos no resueltos, pensamientos negativos, o actitudes y rasgos de tu personalidad provocados por el miedo. Se parecen mucho a las sombras que afrontan muchos de tus semejantes. La particularidad de tu situación radica en que, por la razón que sea, esos pensamientos y sentimientos han cristalizado en tu interior y no se han resuelto de forma adecuada. En vez de, pongamos por caso, entristecerte (experimentar tristeza y luego dejarla atrás), tu pesar tiende, por diversas razones, a instalarse en tu mente. Y después se estanca en tu cuerpo. No consigues asimilar una experiencia y deshacerte de ella. Emocional y mentalmente, así como en el plano físico, nuestros sistemas deben procesar los desechos. La finalidad de las experiencias dolorosas no es perdurar, sino enseñarnos su lección y después disolverse en el reino de la memoria blanda. Aun la amargura que arrastramos del pasado se puede transformar en serena conformidad. Sin embargo, como tu sistema de drenaje emocional está averiado, has tratado, inconscientemente, de deshacerte de esos pensamientos y sentimientos por medio de la digestión. Si no puedo procesar mi tristeza, quizá me la pueda comer. Si no puedo procesar mi ira, quizá sea capaz de engullirla. A falta de una válvula de escape para lo que se podría considerar un residuo psicológico, tus ideas y emociones no resueltos han impregnado tu carne... literalmente. Son la materialización de una energía densa y no elaborada que no tiene a dónde ir. Llevas tu carga contigo; no sólo contigo, sino en ti.
No creas que los demás carecen de emociones no elaboradas; todos las tenemos. Algunos expresan ese dolor tomando drogas o bebiendo alcohol; otros, a través de explosiones emocionales; y otros, mediante la promiscuidad. La forma de expresar la disfunción no es muy significativa; lo importante es que tras ella se esconde un sufrimiento no elaborado. Para que tu curación sea real y profunda debes estar dispuest@ a considerar con sinceridad y hondura las cuestiones que estamos tratando. Es momento de empezar a derribar el muro. Sólo hay dos tipos de pensamientos, los inspirados por el amor y los inducidos por el miedo, y el único modo de trascender el temor es remplazarlo por amor. En el pasado, tal vez tendiste a ignorar o reprimir los pensamientos, sentimientos e ideas que te hacían daño. Al hacerlo, sin embargo, detuviste un proceso natural por el cual esas ideas y emociones eran susceptibles de ser transformadas. El dolor se ha desplazado a tu carne. Ahora estás recordando que tienes otras opciones: puedes mirar el sufrimiento de frente. No basta con que te limites a identificar el dolor: para curarte, también debes aceptarlo.
Reconociendo el material que conforma el muro que te rodea darás comienzo al proceso de derribarlo. Ahora vuelve a observar la lista que has redactado al principio del capítulo, que representa los ladrillos de tu muro. Para cada palabra escribe en tu libreta lo que es verdadero para ti. No tengas prisa. Incluye tantos detalles como puedas, reflexiona a fondo en el sentido de cada sustantivo y siéntete libre para volver atrás siempre que quieras. Concédete tiempo para mirar y sentir, y acabarás por comprender. Este proceso te ofrece una oportunidad única de atisbar tu propia luz si posees el valor de mirar a través de las tinieblas.
Vergüenza:
Me avergüenzo de
Quizás un día actuaste de forma ridicula y te horroriza pensar que los demás aún lo recuerden-No relegues la vergüenza al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Rabia:
Me da rabia que
Es posible que creas que te tratan injustamente y no sepas cómo librarte de la rabia que te inspira la mezquindad de los demás. O tal vez no te hayas perdonado a ti misma por un acto de autosabotaje que cometiste en el pasado y que afecta a tu vida actual... No relegues la rabia al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Miedo:
Me asusta que
Puede que acarrees un terror secreto a la pérdida o a la tragedia y aún no hayas aprendido a continuar caminando a pesar de él...
No relegues el miedo al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Rencor:
Aún no he perdonado a________________por______________
Es posible que alguien traicionara tu confianza y no hayas sido capaz de perdonarle...
No relegues el rencor al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Tendencia a enjuiciar:
He juzgado a______________por____________
Posiblemente opines que los demás se comportan de un modo inapropiado y pienses o hables de ellos en términos negativos.
No relegues al inconsciente tu tendencia a enjuiciar. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Desdén:
Siento desdén hacia
Tal vez haya personas que no están de acuerdo contigo en algunos aspectos y tú desdeñes sus creencias y sus actos.
No relegues el desdén al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Responsabilidad excesiva:
Soy responsable de
Quizás hayas decidido cargar con la responsabilidad de temas que quedan fuera de tu control.
No relegues tu exceso de responsabilidad al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Presión:
Me siento presionada por
Tal vez tengas la sensación de que en casa, en el trabajo, como pareja, como amiga, como empleada o como madre estás sometida a más presión de la que puedes soportar.
No relegues esa presión al inconsciente.
Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Agotamiento:
Estoy agotada porque
Puede que te sientas tan cansada física, mental y emocionalmente que algunos días apenas te tienes en pie...
No relegues el cansancio al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Cargar con mucho peso:
Estoy sobrecargada por
Posiblemente albergues un dolor de corazón que te provoca una sobrecarga excesiva...
No relegues la tristeza al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Estrés:
Me estresa
Tal vez las facturas que debes, las responsabilidades que acarreas, las necesidades de tu familia, las exigencias del trabajo, etcétera, constituyan para ti una fuente de estrés constante...
No relegues el estrés al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Pena:
Tengo el corazón destrozado porque Quizás alguno de tus seres queridos esté enfermo, te haya abandonado o haya muerto...
No relegues la pena al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Injusticia:
No es justo que yo
Posiblemente te hayas sentido ignorada, insultada, te hayan atropellado o tratado injustamente. O a lo mejor no puedes soportar la injusticia perpetrada contra otros...
No relegues la sensación de injusticia al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto. Protección:
Siento que necesito protección de
Quizá tengas la sensación de que una persona o enfermedad amenaza tu bienestar o estés asustada-No relegues tu necesidad de protección al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Orgullo:
Me envanezco cuando
Puede que carezcas de humildad en tus relaciones con los demás, que te cueste escucharlos con atención o admitir que has cometido un error...
No relegues el orgullo al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Egoísmo:
Soy egoísta cuando
Tal vez tomes de la vida lo que deseas sin tener en cuenta las necesidades de los demás...
No relegues el egoísmo al inconsciente.
Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Envidia:
Siento envidia cuando
Posiblemente critiques a los demás cuando temes su éxito, ignorando que bendecir los logros ajenos es un modo de manifestar la misma abundancia en tu propia vida
No relegues la envidia al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Codicia:
Soy codiciosa cuando
Tal vez acumules más de lo que necesitas en la vida, sin conceder importancia a la moderación, el equilibrio y las necesidades de los demás.
No relegues la codicia al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Pereza:
Soy perezosa cuando
Quizás te cueste asumir responsabilidades, generar energía de un modo positivo, vital y productivo...
No relegues la pereza al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Separación:
Me siento separada de
Es posible que te hayas desvinculado de una amistad, de un miembro de la familia, de una organización o comunidad, y que eso te cause pesar...
No relegues tu sentimiento de separación al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Falsedad:
Tengo la sensación de que no puedo ser sincera respecto a
Tal vez tengas un secreto, algo que sientes que no puedes contarle a nadie sin correr riesgos o sencillamente temas que los demás te juzguen...
No relegues tu falsedad al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Arrogancia:
Soy mejor que
Puede que te creas más inteligente, mejor, más cualificada o valiosa que otra persona...
Tal vez tengas la sensación de que tu sensibilidad te hace superior...
No relegues tu arrogancia al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Complejo de inferioridad:
Tengo la sensación de que no valgo tanto como
Es posible que sientas que los demás son más inteligentes, mejores, más cualificados o que valen más que tú... Tal vez creas que tu peso te hace inferior...
No relegues tu complejo de inferioridad al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Inseguridad:
Me siento insegura porque
Quizá los demás te provocan algún tipo de inseguridad... Tal vez tus problemas de peso han incrementado este embarazo... Es posible que a tu pareja o a tus hijos les avergüence tu apariencia
No relegues tu inseguridad al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Abnegación:
He construido este muro para que los demás no me odien por mi belleza, por haber triunfado, o porque, en apariencia, lo tengo todo.
Puede que, inconscientemente, hayas decidido engordar como moneda de cambio para conseguir la aprobación de los demás, pensando que, al saberte abrumada por un gran problema que te hace sufrir, tu éxito no les ofenderá tanto...
No relegues tu abnegación al inconsciente. Escribe cuanto se te ocurra al respecto.
Comparte con tu soci@ el esquema de la muralla que se te anexó. No es un requisito que pongas la explicación.
Estamos avanzando.